Lo dijo Priscila Varanelli, la mujer de 32 años que sobrevivió al incendio de su casa en octubre del año pasado. Priscila y su pequeña hija de 5 años sobrevivieron a la tragedia donde murieron otros dos hijos: Juan de 12 años y Bruno de 8, y tras 23 días de internación, también murió su esposo Daniel Maldonado.
El incendio que destruyó a esta familia fue el 28 de octubre del año pasado en su casa de calle Tucumán al 100. Lo inició un ventilador del tipo turbo que se encontraba en la habitación que compartían los cinco integrantes. Ellos dormían en un mismo espacio debido a que estaban ampliando la casa.
En otro sector dormían una cuñada, embarazada, junto a su pequeño hijo, que no fueron afectados por las llamas.
Priscila sufrió graves quemaduras en su brazo y pie izquierdo por lo que estuvo internada en terapia durante dos meses en el hospital del Bicentenario de Monte Grande, hasta el 21 de diciembre cuando fue dada de alta.
“Hoy estamos bien dentro de todo, marcas quedan pero han mejorado y vamos bien. A mi nena no le han quedado casi marcas, en salud estamos bien aunque sigo haciendo kinesiología para mejorar en ciertas zonas del cuerpo. Lo que más me afectó fue el brazo izquierdo y el pie izquierdo, esas son las partes que me quedaron más comprometidas” comenzó diciendo Priscila en diálogo con Estación Macondo.
Sobre sus recuerdos del día de la tragedia, dijo: “hay muchas versiones sobre el incendio pero no fueron así. Al incendio lo provocó un ventilador, un turbo, esos cuadrados de antes, nos despertamos y teníamos el fuego encima. No se veía nada, mis nenes dormían, no hubo otra cosa, como eso que dijeron que mis nenes gritaban. Estábamos todos en una misma habitación porque estábamos haciendo dos piezas más y un comedor más amplio. En el momento del incendio yo me estaba ahogando por el humo, no sé de donde saqué fuerzas para sacar a mi nena que era la única que estaba gritando, mi marido intentó sacar a los nenes pero no hubo caso, ellos no se escuchaban. Lo quiero dejar en claro y que la gente tenga un poco de respeto porque hay muchas versiones” dijo.
La trágica noche Priscila y su esposo Daniel salieron con vida del incendio y fueron internados en la Terapia Intermedia del Hospital Gomendio mientras que su pequeña hija fue al hospital San Felipe de San Nicolás donde se recuperó.
El matrimonio fue derivado a las pocas horas en un helicóptero que los trasladó hasta el Hospital del Bicentenario en Monte Grande. Daniel murió el 21 de noviembre en ese lugar y un mes después, su esposa Priscila, fue dada de alta luego de recibir injertos de su propia piel.
“De esa noche me acuerdo que saqué a mi nena y que le pedí a mi marido por los nenes, después lo próximo que me acuerdo es que me desperté en un hospital, pero no sabía dónde estaba. Se ve que perdí el conocimiento y no recuerdo más nada. Cuando desperté había pasado casi un mes de todo, y por momentos me tuvieron sedada porque entraba en crisis, y después fui mejorando” dijo.
“Fue todo como un milagro dirían los médicos, yo era la que más grave estaba, sin saber que internamente mi marido también estaba grave. Pero después cuando supe que mi nena era la única que había quedado fue como que junté fuerzas de donde no tenía e intenté salir adelante. Eso hizo que yo mejorara. Para darme de alta probaron con los injertos, el brazo izquierdo lo tenía muy comprometido, muy quemado, probaron con injertos sacándome de mi misma piel y en 15 o 20 días funcionó y eso hizo que me pudieran dar el alta” recordó.
Panadería Rosita
Semanas después de recibir el alta, Priscila se hizo cargo de la panadería Rosita, donde trabajaba con su marido. “La panadería tenía deudas, desde octubre hasta enero que volví a abrir tenía deudas, con mercadería y todo eso. Pero gracias a Dios vamos remontando, puedo manejar y entonces ahora hago yo el reparto, mi hermano me ayuda, pero vamos remontando la panadería y saliendo adelante. Esto es algo que me dejó mi marido, gracias a Dios yo siempre aprendí todo y no hay nada que no se pueda hacer. Mi intención es seguir adelante porque esto es lo que nos va a dar de comer a mi hija y a mí”. Y agregó: “Yo sigo por mi hija, no es fácil pero sigo por ella, la verdad es lo único que me quedó y me da fuerzas para seguir, para luchar y por la gente que nos acompaña, pero es por ella que sigo día a día”.
Sobre el estado de su casa y la obra de reconstrucción, dijo: “las donaciones me han ayudado, el pago de albañiles, todavía me faltan algunas cosas pero ahí vamos. El baño tuvimos que reconstruirlo, las chapas del techo de la habitación donde fue la tragedia también, los pisos, las ventanas y puertas se tuvieron que cambiar. Ahora estoy viviendo en la casa de “Tati” Tristán, que tiene un corazón inmenso, él y su familia me dieron un lugar, nos dieron una habitación para mi hija y para mí y nos vamos a quedar ahí hasta que esté mi casa” contó la mujer.
Quienes deseen colaborar con Priscila y su hija se pueden acercar a la panadería Rosita, ubicada en Gomendio y Avda. Moreno de Ramallo. Además hay una cuenta abierta en el corralón de materiales Alva-Mat de la ciudad de Ramallo para que ella pueda seguir reconstruyendo su casa.
“La gente me deja el dinero ahí, en ese corralón desde donde me ayudaron desde el primer momento donándome algunos materiales y les agradezco mucho. El que pueda donar puede dejármelo ahí o acercármelo a la panadería” indicó Priscila y agregó: “a veces hay gente que se me acerca y me dicen que me compraron una bolsa de cemento y yo lo agradezco tanto porque se las necesidades de todos y la verdad es que el pueblo tiene un corazón enorme” aseguró.